Por Pegaso
Parece que a pocos meses de que termine su mandato al Pejidente ALMO ahora sí se le está volteando el chirrión por el palito.
Estaba yo viendo un video en X, antes Twitter, de la concentración de fifís, neoliberales y aspiracionistas en el Zócalo de la Ciudad de México, frente a Palacio Nacional, donde vive el cabecita de algodón, y veo que ya no son unos cuantos, sino que son un buen bonche de mexicanos y mexicanas que ya no quieren más de lo mismo.
Claro. No se compara con las super-druper-mega manifestaciones que él ha encabezado en diferentes ocasiones, pero de que el movimiento opositor está creciendo, está creciendo.
Y es porque está en la naturaleza del macuspano ser polémico.
Un amigo me decía hace pocos días: “El viejito le tira a seguir los pasos del expresidente de Brasil, Lula da Silva, quien fue encarcelado al dejar la Presidencia de su país, porque necesita hacerse la víctima y después pasar a la historia como un reformador”.
Aunque también ese mismo amigo me dijo que al final de su sexenio, hará lo mismo que hizo Porfirio Díaz, cuando abandonó el país para pasar sus últimos días en París, Francia.
En este caso, ALMO no irá a algún país de Europa, porque allá no lo quieren. El destino de su destierro, de su exilio, será la bella isla de Cuba, donde según mi cuate, ha estado enviando un chorro de billetes para que su estancia sea placentera.
Porque además, los cubanos lo quieren un chingo.
Esa última frase me recuerda que el cabecita de algodón siempre ha dicho que al terminar el sexenio se irá a su rancho, llamado “La Chingada”.
Pero según la más nueva versión, Cuba se prepara para recibirlo con los brazos abiertos, desde donde podrá seguir dictando las directrices de su proyecto político socialista sin temor a que lo alcance el largo brazo de la ley, cuando los conservadores, apoyados por la prensa chaayotera, lleven a los tribunales las pruebas de la corrupción en su gobierno y de su sospechosa relación con el crimen organizado.
Durante cinco largos años los golpeteos estuvieron a la orden del día, y ALMO ni se despeinó.
Hubo masacres al por mayor, homicidios –creo que van más de 180 mil hasta ahora-, desapariciones forzadas, niños muertos de cáncer por falta de medicamentos, adultos mayores que colgaron los tenis porque no había suficientes unidades de hemodiálisis, desgracias naturales, como el huracán Otis, ¡la pandemia de COVID!, a todo lo cual, el Pejidente solo soltaba una risita y decía: “No paja nada. Me hajen lo que el viento a Juárej”.
Y cuando periodistas de la talla de Jorge Gramos iban a “La Mañanera”, a acribillarlo con preguntas incómodas, solía contestar: “Yo tengo otoj datoj”.
Pero parece que se le está acabando la suerte.
Aunque en público su risilla no ha desaparecido de su rostro, a pesar del tutupije que le salió en días pasados, en privado dicen que anda que no lo calienta ni el sol.
Luego de la filtración que hizo el Gobierno de Estados Unidos por medio de la DEA de que en el 2006 recibió lana del narco, ya nada ha sido igual, y el Rorro de Macuspana está viendo que no será tan fácil sacar adelante el “segundo piso” de su proyecto de nación, conocido como “La Cuarta Transtornación”.
Sus detractores aseguran que en México ya se vive una dictadura. Pero fíjense que para demostrar que eso no es cierto, en la manifestación “En Defensa de la Democracia” que hicieron los fifís les “permitieron” manifestarse libremente y hasta les dieron sus bolsitas con agua purificada.
La indicación parece que fue a nivel de toda la República porque hasta aquí, en Tamaulipas, fueron custodiados por las autoridades y nadie les tocó un pelo.
En torno a esto, el Gobierno progresista y humanista tenía de tres sopas: O reprimir, lo cual confirmaría que la dictadura ya está aquí; o ignorar, lo que implicaría dejarle todo el mérito a la oposición, o darles facilidades, lo que permitiría al régimen de la 4T decir a voz en pecho: “¿Ya ven? ¿Cuál dictadura? ¡Si fuera dictadura no se habría permitido esta manifestación!”
Una forma de quitar protagonismo a los opositores.
Pero para qué le sigo. El tiempo seguirá dándome la razón. Ya les he dicho mil veces que no son pitoniso, ni augur, ni oraculero, ni nigromante ni cosa por el estilo. Soy un simple escribidor que plasma lo que ve en esta furris columnejilla.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Por tal motivo debemos abstenernos de arrojar el esputo hacia la parte superior”. (Por eso no hay que escupir para arriba).