Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Charolastra 3

Por Pegaso

Tras el éxito de la película de Alfonso Cuarón “Y tu mamá también”, el término charolastra pasó a formar parte del léxico popular mexicano, significando a un joven de clase media alta o alta cuyo lenguaje es lépero, altisonate, misógino, sexista, clasista y homofóbico.

Bueno, pues luego de que el Gobierno del Pejidente sacara en tiempos electorales un video del hijo de Chóchil Cálvez diciendo hartas majaderías y poniéndosele al brinco a unos guardias de un antro de Polanco, a quienes llama despectivamente “gatos”, no tardaron los fifís en contestarles, sacando a su vez un retazo de video donde se y se escucha la voz del aún adolescente hijo del cabecita de algodón.

O sea, que se les volteó el chirrión por el palito.

Quisieron ocasionar un daño grave a la imagen de la candidata de la alianza “Tuerza y Furor por Mexicalcan de las Tunas”, pero les salió el tiro por la culata.

Esto no es nuevo.

Ya durante la anterior campaña presidencial, cuando ALMO intentaba por tercera vez llegar a la Presidencia de la República, todo lo que hacían los del PRIAN en su contra, se les volteaba y tenía el efecto contrario al que esperaban.

Como resultado, #YaSabenQuién ganó con un amplio y apabullante margen. Lo demás es historia.

Pero ahora, queriendo hacer lo mismo, utilizando recursos públicos, pagados por nuestros propios impuestos, quisieron desplumar a la gallina, sin saber que saldría brava al defender a su polluelo.

Tanto la candidata de la alianza oficialista Claudia Chiquitibum como la Primera No Dama de México, la esposa del Pejidente, intentaron medio componer las cosas al decir que no se deben aprovechar los errores de los hijos para manchar a los padres.

Lo hizo, claro está, porque ya saben la clase de fichitas que tienen como vástagos.

Al igual que ocurrió con el video del hijo de Chóchil, el del hijo del Pejidente también se hizo viral.

“Te llevas a unas amigas, pero que sean putonas”,-se oye la vocecita angelical, casta e inocente del jovenzuelo charolastra, en el corto material audiovisual que se subió a las redes sociales.

Si me lo preguntan a mí, yo digo que ese tipo de lenguaje ya es muy común entre los chavos de hoy.

Antes de mi generación, nuestros padres no podían decir ni siquiera la palabra “pedo”, porque inmediatamente los agarraban nuestros abuelos y les quemaban el hocico.

Hoy es tan común que niños de cinco o seis años se refieran al órgano sexual masculino sin tapujos y sin rubor, que quienes los escuchamos somos quienes nos ruborizamos.

Toda la sarta de palabras sexuales, vulgares y homofóbicas que dicen los jóvenes de hoy, forman parte de su lenguaje diario.

Agréguese que los chavos de clase alta incluyen términos clasistas, y el panorama ya está completo.

No me miren a mí con ojos acusadores. Yo solo digo lo que veo y escucho.

Mejor corrijan a sus engendros. Cuando digan una mala palabra, háganle como el Superportero, personaje de Eugenio Derbez en el programa “Derbez en Cuando”.

Si escuchan de sus labios una leperada, díganle: “¡Córtale, mi chavo! En lugar de decir “nalgas”, digan glúteos. Y en lugar de decir “pedo”, digan flatulancia. Si quieren mentarle la mamá a alguien, mejor digan: “Perjudicas a tu ayudante de cocinera progenitora”. ¡Hasta se oye más elegante!.

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “¡Cáspita, señora Leonor! ¡Cuán detallado está!” (¡Caramba, doña Leonor! ¡Cómo se le nota!)